sábado, 25 de febrero de 2012

Movimiento magisterial

Movimiento magisterial de algunos maestros. Expiración del charrismo sindical

Aclarando concepto de charrismo sindical: En México se bautizó como charrismo sindical al fenómeno de la alianza entre los líderes sindicales y el aparato gubernamental y patronal, en recuerdo de un caso paradigmático de supeditación y entreguismo de la lucha obrera por parte de sus dirigentes.



Los sindicatos charros, una reflexión para acabar con ellos


16 ENERO 2009


Algunos economistas sostienen que las personas actúan por tres tipos de motivaciones (económicas, sociales y personales/psicológicas) y que si se desea acabar con un problema es necesario entender las fuentes de estas motivaciones y sus interrelaciones entre ellas.

Con esta premisa planteo un problema que en definitiva impide que el país avance: los sindicatos charros. Estos sindicatos fueron alguna vez parte de la maquinaría del gobierno priista, eran apéndices del mismo, los cuales funcionaban como su clientela y en otros casos como sus títeres. A raíz de la salida del PRI del gobierno federal, muchos de estos sindicatos obtuvieron de golpe una gran autonomía, la cual algunos aprovecharon para amasar poder e independizarse, mientras otros se unieron a los partidos políticos en el poder (PRD o PAN) para seguir viviendo del erario público.

El principal problema de estos sindicatos charros es que se encuentran muy lejos del espíritu verdadero de un sindicato, es decir, defender a sus agremiados ante los abusos. En realidad, se han vuelto minas de oro para sus dirigentes, barreras para el progreso de muchas instituciones y, por lo tanto, del desarrollo de la nación. Los sindicatos defienden a muerte a sus agremiados a pesar de que sean una carga para las instituciones públicas o empresas privadas donde trabajan. Se impide que sean despedidos por su mal desempeño o que se les exija que trabajen adecuadamente. También se han vuelto fuente de corrupción, puesto que malversan fondos de sus agremiados o trafican influencias en contratos de obras públicas o empleos y hasta llegan a robos de material de trabajo. En los casos más extremos, los sindicatos se vuelven tan poderosos que pueden cerrar empresas/instituciones para evitar que sus dirigentes sean juzgados por sus crímenes.

Resulta obvio que se han vuelto un problema para el país. Aquí cabe la pregunta ¿Cómo eliminarlos de una vez por todas? La respuesta se encuentra en premisa inicial que mencione sobre motivaciones, las cuales aplicadas a los sindicatos me parece que son éstas:

Económicas: Posibilidad de enriquecerse rápidamente sin mucho esfuerzo, y sin castigo alguno por ello.

Sociales: Crecieron bajo la premisa cultural de “el que no tranza no avanza”, es decir, crecieron bajo una cultura donde la corrupción no se castiga, al contrario es bien vista. Además, socialmente son poco condenados.

Psicológicas: las más variadas, desde simple codicia humana hasta desequilibrios mentales serios.

Entonces, para acabar con estos sindicatos se debe de elevar los costos sociales y económicos de su comportamiento al máximo. Esto me parece que se podría lograr si se implementan pequeñas reglas:

1)   Obligar a que los sindicatos se democraticen y no haya reelección;

2)   Los líderes sindicales no pueden ocupar cargos de elección pública, a menos que renuncien al sindicato y su liderazgo;

3)   Obligarlos a que tengan una declaración transparente del uso de sus recursos, así como, someterlos a fiscalización y auditorias.

Esto evitaría por un lado, los cacicazgos eternos en los sindicatos (fuente de acumulación de poder y corrupción). El que no puedan ocupar cargos de elección pública evitaría que alcanzaran la impunidad que les brinda el fuero ante las leyes. Finalmente, la transparencia, la fiscalización y las auditorias harían altamente costoso la malversación de fondos y la corrupción; pues podrían enfrentar castigos por ello.

Ahora bien, ¿Por qué deberían de sujetarse a estas normas los sindicatos? Simplemente por x razones:

1)    No puede haber instituciones antidemocráticas participando en la vida pública democrática de un país;

2)    No puede haber instituciones que reciban dinero público y no informen ni sean fiscalizadas y mucho menos auditadas;

3)    No se puede permitir que organizaciones antidemocráticas y corruptas impidan el desarrollo del país sólo para beneficiarse.

Asimismo, esto debería de venir acompañada de una fuerte campaña cultural contra la corrupción y a favor de la democracia en su seno, para que fuesen efectivas las normas impuestas.

La última pregunta sería ¿Por qué no se ha hecho algo similar?

Porque a los gobiernos de los distintos partidos no les importa, no les conviene o le temen a los sindicatos. Como sociedad civil es difícil exigirle a los sindicatos algo, pero la sociedad si puede exigirle a los gobiernos y partidos políticos que hagan algo. Desde este punto es donde se debe comenzar a actuar para eliminar estos parásitos de nuestra sociedad.


Muy cierto todo, pero creo que lo primero que hace falta es educar al trabajador. 

Una vez que el trabajador entienda el verdadero rol del sindicato, cuando entienda que el que prosperen las industrias se refleja en su propia prosperidad y que los sindicatos están para servir al trabajador y no al revés, entonces todo lo demás debe ser mucho más sencillo.


La mayor parte de mi vida disfruté de lo que muchos consideran conquistas sindicales: Mi madre es maestra (ya jubilada, por cierto) afiliada al SNTE, y siempre trabajó en el subsistema estatal, por lo cual el servicio médico de toda la vida fue como ir con doctor particular, pero sin pagar; tuve derecho a becas extras a las que proporcionaba el gobierno para cualquier estudiante y un montón de cosas más. Sin embargo, desde tercero o cuarto de primaria, cuando mi padrino era secretario general de una delegación de su sección, pude darme cuenta de muchas cosas que no eran correctas. Ya para cuando entré a secundaria estaba segura que la mayoría de los sindicatos funcionan igual. Al terminar la prepa tenía la certeza que los sindicatos, tal como funcionan y los conocemos en México, deberían desaparecer. Y por supuesto hay excepciones, pero son taaaaan pocas...


Reflexión: No se trata de acabar con los sindicatos, se trata de democratizarlos, de mantener formados e informados a sus agremiados, no se trata de mantenerlos mal informados, desinformados y engañados como lo hacen los sindicatos charros.



¡Qué opinas! ¿Desearías que tu sindicato verdaderamente defienda tus derechos de trabajador?

O que cada quincena te siga cobrando una cuota y nunca jamás informen públicamente en qué se lo gastaron. Además de que no permitan auditorías administrativas, fiscales y patrimoniales de sus dirigentes.

Charrismo sindical: En México se bautizó como charrismo sindical al fenómeno de la alianza entre los líderes sindicales y el aparato gubernamental y patronal, en recuerdo de un caso paradigmático de supeditación y entreguismo de la lucha obrera por parte de sus dirigentes.


Los sindicatos charros

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